Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2020.
En tan solo unas décadas, la comunidad internacional ha presenciado una cadena de éxitos en el campo de la salud global. Los casos de polio han declinado un 99 % en los últimos veinticinco años debido al amplio acceso a la vacuna. En el mismo periodo, los índices de mortalidad infantil se han reducido a la mitad. Gracias a los tratamientos antirretrovirales, un diagnóstico de VIH realizado hoy no representa una sentencia de muerte.
Pero enfocarse exclusivamente en estos éxitos enmascara algunos fracasos desconcertantes. Aunque existen tratamientos efectivos, ciertas enfermedades tropicales que han sido desatendidas aún afectan a más de mil millones de personas anualmente, y solo en 2018 la tuberculosis cobró 1.5 millones de vidas. Apenas dos años después del fin de la epidemia del ébola en África Occidental, que en 2016 había terminado con la vida de más de 11,000 personas, las autoridades de salud pública nuevamente tuvieron que enfrentar una creciente epidemia del ébola en la República Democrática del Congo. El nuevo coronavirus, responsable de la COVID-19, ha causado más muertes que las epidemias respiratorias anteriores, SARS y MERS, juntas.
¿Por qué todavía batallamos para atender estas y otras enfermedades, pese a existir tratamientos disponibles que son económicos y efectivos? Los organismos de desarrollo e investigadores de salud mundial comúnmente se enfocan en la falta de financiamiento y argumentan que la solución radica en encontrar más dinero.
Aunque más financiamiento y nuevas tecnologías son, sin duda, importantes, representan solamente parte de la solución.
Afirmamos que no se le presta suficiente atención a un punto ciego crítico de la comunidad sanitaria mundial: la práctica del liderazgo. En específico, el Marco de Liderazgo Adaptativo (MLA), una herramienta desarrollada y usada ampliamente para atender una amplia variedad de problemas sociales persistentes, puede ayudar a catalizar el progreso en la salud global. Ofrece una conceptualización poco tradicional de liderazgo que ayudará a la comunidad sanitaria mundial a caracterizar mejor los retos que enfrenta y a crear soluciones para atenderlos.
Liderazgo adaptativo
El marco de liderazgo adaptativo (MLA) lo desarrollaron Ronald Heifetz y Marty Linsky hace más de treinta años en la Harvard Kennedy School. Se basan en teorías psicológicas, de dinámica de sistemas y de humanidades para proponer, a su vez, una serie de teorías, herramientas y tácticas para atender problemas complejos que requieren gestionar múltiples grupos de interés y adaptarse a situaciones variables.
Heifetz y Linsky definen el liderazgo adaptativo como el acto de movilizar a personas para enfrentar retos complejos que no pueden ser resueltos solamente con la aplicación de herramientas técnicas como una nueva ley, nueva tecnología o un nuevo programa. Este tipo de liderazgo requiere que los grupos de interés acepten la responsabilidad compartida de aprender, innovar y adaptarse continuamente para obtener progreso. Al enfocarse en los problemas por resolver y en la raíz que los provoca, el MLA nos permite examinar cómo las acciones de individuos y de organizaciones contribuyen al problema en sí y a sus posibles soluciones.
Dos componentes centrales del marco son particularmente útiles para la salud global: la identificación de retos adaptativos y la distinción entre liderazgo y autoridad.
Retos técnicos vs. retos adaptativos | Para entender y atender un reto social, distinguimos entre sus partes adaptativas y técnicas. Mientras que los problemas técnicos son usualmente concretos por naturaleza y fáciles de identificar, los problemas adaptativos son difíciles de definir y sus soluciones poco claras. Progresar en la solución de problemas adaptativos requiere un proceso arduo de aprendizaje colectivo por cuenta de los múltiples grupos de interés.
Muchos temas contemporáneos relacionados a la salud mundial comprenden componentes tanto técnicos como adaptativos. Por ejemplo, la crisis reciente de ébola en la República Democrática del Congo, en la que murieron más de 2,200 personas, fue una situación compleja con numerosos retos adaptativos enmarcados por la comunidad de salud pública y los medios como meramente técnicos. La mayoría de los medios informativos internacionales se enfocaron en el desarrollo de nuevos tratamientos y una nueva vacuna. En contraste, se les dio mucha menos atención a los componentes adaptativos de la crisis. El entierro de cuerpos acorde con las tradiciones locales incrementó los riesgos de contagio entre las familias, por ejemplo. Entre otros problemas, los casos sin reportar a las autoridades sanitarias, los ataques al personal de salud por parte de las comunidades locales y la dificultad para coordinarse dentro de la Organización Mundial de Salud (OMS), y entre la OMS y otros grupos de interés, también complicó los esfuerzos. Los funcionarios de la OMS en el país suelen tener lazos fuertes con los gobiernos locales y se muestran reacios a emitir una alarma temprana por una potencial epidemia debido a las repercusiones económicas provocadas por la emisión de una posible emergencia de salud pública de importancia internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) —una designación legal que la OMS puede elegir asignar a eventos extraordinarios que constituyen un riesgo de salud pública por la propagación mundial de una enfermedad, y que pudiera requerir una respuesta internacional coordinada—. Aunque este mecanismo puede ayudar a obtener recursos y dar atención a una epidemia, también puede amplificar sus consecuencias.
Marcar la diferencia entre problemas técnicos y adaptativos es crítico porque las acciones que dependen de soluciones técnicas para resolver problemas adaptativos casi siempre fallan, sin importar la disciplina en cuestión. Esto explica por qué, a pesar de contar con la experticia técnica, la comunidad sanitaria mundial de manera constante no logra resolver los temas persistentes de salud global, como son prevenir la aparición y la propagación de nuevas epidemias tales como el ébola y la COVID-19.
Liderazgo vs. autoridad | El MLA también propone una forma no convencional de entender la fuente de liderazgo necesario para avanzar en problemas adaptativos. Si bien el liderazgo está comúnmente vinculado a nociones de autoridad, poder y carisma, el liderazgo adaptativo, en contraste, es una actividad o práctica que no depende exclusivamente de la posición de autoridad que uno posee. En vez de eso, la tarea de ejercer el liderazgo involucra compartir la carga de responsabilidad para resolver un problema con todos los afectados.
Por ejemplo, durante la reciente epidemia de ébola, la comunidad internacional luchó para lograr que las comunidades locales adoptaran las mejores prácticas internacionales en torno a enterramientos seguros. En lugar de buscar figuras de autoridad para encontrar soluciones, el liderazgo adaptativo pregunta: ¿cómo se puede movilizar a los habitantes de la comunidad para enfrentar esta cuestión adaptativa y sean ellos quienes identifiquen sus propias soluciones que respeten las tradiciones y las creencias religiosas y, además, sean seguras ante el virus? La investigación participativa basada en la comunidad, un enfoque que enfatiza la inclusión de los miembros de una comunidad como socios a lo largo del proceso de investigación, puede ayudar a identificar problemas adaptativos y al diseño de soluciones igualmente adaptativas.
El MLA también puede ayudar a identificar los retos de liderazgo y autoridad entre y dentro de las organizaciones. Las diferencias políticas entre la OMS y otras partes interesadas internacionales claramente está llena de retos adaptativos. Después del brote de ébola en 2014 en África Occidental, líderes mundiales y expertos en salud criticaron a la OMS por la manera en que atendieron la epidemia —en particular por su renuencia a declarar una PHEIC, una duda que probablemente llevó a un numero mayor de muertes. Como consecuencia de esta inacción por parte de la OMS, la comunidad internacional no logró atender la crisis de manera oportuna. Este escándalo ilustra cómo la comunidad sanitaria mundial a veces transfiere su responsabilidad de liderar esfuerzos a autoridades formales. En cambio, el MLA sugiere un enfoque distinto en el que todos los actores en la comunidad sanitaria mundial están empoderados para ejercer el liderazgo para movilizar una acción colectiva, sin importar una designación formal de autoridad.
Los actores con una autoridad formal, como la OMS, obviamente tienen una rol esencial en el momento de atender problemas complejos. Sin embargo, el MLA sugiere que la OMS debería ejercer su liderazgo compartiendo la responsabilidad de generar soluciones con todas las partes interesadas, en vez de hacerlo permitiendo a otros evitar la responsabilidad. En contraste con el caso del ébola en 2014, la respuesta a la pandemia de COVID-19 parece ser notablemente distinta. La OMS reconoció la amenaza con rapidez y declaró la PHEIC, luego llamó a todos los países a prepararse para una inminente propagación mundial de la enfermedad.
Encontrar el balance
La comunidad sanitaria mundial suele enfocarse en soluciones técnicas para los problemas mundiales de salud. Para lograr un mayor progreso, debemos redefinir nuestra idea del tipo de liderazgo requerido para atenderlas.
El liderazgo adaptativo comienza con observaciones por rigurosos grupos de interés, incluidos aquellos con y sin autoridad formal, sobre los problemas adaptativos y las dinámicas de autoridad de un sistema. Esta fase de diagnóstico es seguida por una fase de acción diseñada para enfocar la atención de todas las partes interesadas en los retos adaptativos que deben ser atendidos para solucionar un problema. Por ejemplo, en el contexto de la actual pandemia de COVID-19, los individuos pueden ejercer liderazgo con el desarrollo de medidas voluntarias de confinamiento, como son el distanciamiento y el aislamiento social, sin depender del consejo de las autoridades formales. Estas autoridades pueden facilitar la respuestas de este individuo al proveer una comunicación adecuada y al controlar el miedo y las expectativas de la población.
El trabajo adaptativo genera resistencia inevitablemente, porque requiere que los grupos de interés enfrenten su propio rol en la creación de problemas y que adapten o evolucionen para lograr un cambio profundo. La gente evita, por naturaleza, este difícil trabajo. Por lo tanto, los actos de liderazgo por lo general implican hacer que los grupos de interés se sientan suficientemente incómodos con el estatus quo para motivar al cambio, pero no tan incómodos que el proceso se convierta en caos. Encontrar el balance es el gran reto para ejercer un liderazgo adaptativo y es especialmente relevante para aquellos que buscan movilizar a los gobiernos nacionales a tomar decisiones oportunas en esta era de desafíos importantes sujeta a la pandemia mundial.
El MLA tiene el potencial para ayudar a la comunidad sanitaria mundial a repensar el lente por el que miramos nuestros retos más urgentes. Conforme identificamos el trabajo adaptativo subyacente y redefinimos el liderazgo como una actividad compartida a lo largo del espectro completo de grupos de interés, la responsabilidad cambia de los actores tradicionales en posiciones de autoridad (como son la OMS, los jefes de estado y los donantes bilaterales) hacia todos los individuos y comunidades afectadas por un problema, incluidos quienes no tienen una autoridad formal. Estas herramientas son importantes para el tipo de liderazgo necesario para movilizar a personas de todos los estratos sociales y políticos y, así, generar colectivamente el aprendizaje requerido para lograr cambios reales y duraderos en la salud mundial.
- Ashveena Gajeelee es investigadora de Global Access in Action, un proyecto del Berkman Klein Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard. Su investigación se centra en los desafíos de salud pública global que enfrentan las poblaciones más vulnerables del mundo.
- Claire Chaumont es directora de evidencia, medición y evaluación de programas en The END Fund e instructora en la Universidad de Harvard. Está particularmente interesada en el diseño e implementación de mecanismos de gobernanza global para la salud.
- Jeff Glenn es profesor asistente de salud pública en la Universidad Brigham Young, donde enseña y realiza investigaciones sobre políticas y sistemas de salud que explora enfoques innovadores para problemas complejos de salud pública.
- Traducción del artículo New Leadership for Global Health por Carlos Calles.